Cuando la tenue luz entro por la ventana
mis ojos detectaron tu frágil cuerpo
acurrucado, temeroso quizá
del roce de mis manos
deseosas de acariciar tanta belleza
con el tiempo olvidada.
En tu cara había inocencia
tus labios provocadores, desafiantes
pedían ser besados y tuve
que controlar el impulso
de acercar mi rostro al tuyo
tantas veces deseado.
Tus senos erguidos, reclaman a
voces, una caricia tras otra
como si hablasen por si solos
y loca por el deseo refrenado
tuve que escapar del embrujo
que emanaba tu encanto.
Tu voz como un susurro
clamaba amor a raudales
tu risa que daña los sentidos
se mezcla con el murmullo
del agua en los cristales.
¡Qué hermosa estabas
nunca te vi tan bella!
Tu pelo alborotado y los ojos
semientornados
pedían a gritos mis labios
y el trueque de tus dedos con mis manos.
Copyright Fini López Santos
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