viernes, 30 de octubre de 2020

Sin aliento

Miedos (Reto de Octubre) 

Propuesta de Ginebra Blonde


Foto de la red

A los cuatro años se quedó sin madre, entre una fría guerra a la que su padre 
tenía que partir, no podía dejarle solo y se casó de hoy para 
mañana, regalándole una madrastra y tres hermanos mayores.
Aquella soledad a tan temprana edad fue devastadora.
Pesadillas, llantos, miedos, que su madrastra se encargo de alimentar. 
No fue mejor el regreso de su padre y se encontró amenazado si contaba 
lo vivido y encerrado con tres granos de uva por comida hasta el regreso 
de su progenitor del trabajo.
Se acostumbró a contarle su dolor a las estrellas y cada noche le rogaba 
a su madre lo llevase a su lado, no soportaba la maldad de aquella 
mujer, hasta atemorizarlo con brujerías.
-Cuando muera tengo que aparecerme y pincharte los ojos con alfileres. 
No te libraras de mi ¡Nunca!
En mitad del campo bajo una espuerta de esparto, a la intemperie y 
aterrado por el aullido de los lobos, dormitaba el chiquillo
bañado en lagrimas.
La vida no le regalo nada más que soledad y duro trabajo.
Hoy postrado en la cama con el alma rota y la mente lúcida, recuerda 
la noche en que le visitó una gran estrella, posó su luz
en la enorme roca y con sus ojos llenos de lágrimas, la reconoció.
Su madre le habló muy dulce ¡Era muy bella!
-No puedo llevarte conmigo, ando deambulando como alma
en pena sin lugar fijo, vendré a buscarte cuando podamos estar juntos.
Pasaron los años y cada noche le hablaba sin recibir respuesta.
¡Siempre la tuvo presente!
Una madrugada se le escuchó decir un nombre con la voz deformada 
por la inmovilidad, y con risa nerviosa levantó sus brazos aferrándose 
                al cuello de su madre y ella lo acunó al tiempo que juntos partían. 

    Prefirió la huida a morir en vida.

Copyright Fini López Santos.








domingo, 4 de octubre de 2020

Inerte

 

Fotografía Oleg Oprisco.

Propuesta de Ginebra Blonde



Se dejaba llevar lejos de la orilla 
río adentro, ya nada le quedaba en 
aquella tierra, el le prometió un lugar 
para los dos y todo el para cuidarla. 
Pero ella estaba ausente de sus brazos. 

En sus retinas se iba desdibujando 
el paisaje y sus gentes, a pesar del 
calor y la tibieza del sol. 
Un escalofrío recorrió su espalda 
y quedó inerte a merced de la barca. 

Demasiados pétalos 
perdiendo su fragancia. 

Copyright Fini López Santos.