Foto de la red
Y vamos caminando a tientas
con los brazos extendidos,
pequeños pasos entre sombras
que se abrazan exhaustas
en la penumbra de la alcoba.
Se reconocen nuestras manos
con la sencillez y la cordura
que da el sabernos amados
regresando a buscar miradas
en la oscuridad nocturna.
Y sucede de repente,
el encuentro de tu abrazo
que enciende el amanecer
inundando nuestro espacio.
Como dos ciegos nos amamos.
Copyright Fini López Santos