Foto: autoría de Candido Rodriguez
Te conté mi desesperación cuando
al amparo y cobijo de la aurora,
todavía era un recuerdo doloroso
de temblor de manos, de voz trémula,
y desencanto contaminado.
Palparte y disfrutarte aquel minuto
dejo en el corazón una estela luminosa
lluvia de estrellas junto a una luna mágica
tranquila y silenciosa, que suspira el más bello
poema, siendo espejo radiante de ternura.
Se apagaron tus luceros y en el espejo
de tu mirada, marchando se fue la luna.
¡No te equivoques de camino!
No me seas despistada…
Me madruga una tristeza
llena de pesadillas abstractas
es uno de esos dolorosos momentos
en el que te pienso antes de que amanezca.
Seguiré esperando tu regreso cada madrugada.
Copyright Fini López Santos