viernes, 20 de julio de 2012

Cuchiripa


Erase qué se era,
una niña tan pequeña                                                            
como una brizna de hierba.
Sus padres para verla,
tenían qué mirar
con lupa de veinte aumentos
y aun así...la veían pequeña.
Nació en un día
de templada primavera
saliendo de una rosa azul turquesa.
Al igual qué una mota de polvo,
se posó en el hombro de su mamá
para qué su dulce voz,
pudiera escuchar.
Su mamá, creyó volverse loca
y temió qué todo fuese la imaginación.
Cuchiripa qué así se llamaba la niña,
le dio instrucciones a su mamá
para qué pudiese conocerla.
“Qué complicado tenía qué ser
tener una hija tan pequeña”
¿Cómo iba a cuidarla?
¿Cómo podría besarla?
¿Y jugar con ella y hacerle cosquillas?
si cuando coger quería a su niña,
entre los dedos temía perderla
Un día, su mamá 
lavando estaba con 
abundante jabón, cuando... 
de pronto “qué horror” 
Cuchiripa salto sobre una pompa 
y como una trapecista 
daba volteretas como una loca, 
pero la pompa echó a volar 
con la niña detrás. 
Gritaba y gritaba la pobre 
pero su mamá no podía escucharla. 
Se posó la pompa de jabón sobre 
un perro San Bernardo y 
creyendo este qué era una pulga, 
se rascaba y rascaba 
sin poder encontrarla.
Porque no olvidemos qué                                          
Cuchiripa era tan pequeña
como una miguita de pan,                                                                      
cuando la niña con habilidad
consiguió llegar a la oreja del can,
le hablo a nuestro amigo
el San Bernardo para qué
la llevase de vuelta a casa.
“Teníais qué ver la cara del 
pobre animal”
Primero levanto sus orejas
y también alzó el hocico
después...sus ojos giraban como 
locos y su boca hacía gestos 
inexplicables, parecía qué tenia 
un ataque de rabia.
Pobrecito, qué susto se llevo 
Cuchiripa, le explicó su problema y juntos salieron
en busca del hogar perdido, tan difícil era, como encontrar una 
aguja en un pajar, porque ella solo recordaba la rosa donde nació, 
y la cara de sus papás.


Muchos días y meses estuvieron recorriendo casa por casa y la niña seguía tan 
pequeña como aquel primer día. Por fin después de mucho cansancio pasaron 
por un mercado y encontraron la rosa qué buscaban en una maceta a la venta, 
y al preguntar por sus verdaderos dueños, les dijeron: 
-Los padres tan tristes estaban al de no poder encontrar a su hija, qué 
vendieron la flor para no recordarla. 
La niña tan triste se puso qué una lagrima resbaló por su cara y deseó ser 
normal para darle a sus padres todo el cariño qué en ella, casi sin verla, 
depositaran. 
Lo pidió con tanto fervor, qué el hada de las flores le dijo: 
-Serás como una niña más pero seguirás siendo especial y no olvidaras 
nunca a tu amigo el can, qué solo estaba, sin amigos ni amo, y lo querrás 
igual qué aun hermano.



Cuando llegaron a su casa fue tanta la alegría,
qué sus papás se abrazaron llorando, dando gracias
por encontrar de nuevo a su hija,
y al ir a coger la lupa su mamá,
Cuchirupa por arte de magia creció y se convirtió
en una hermosa niña de cara angelical y
yo, la vi después de algunos años y seguía siendo igual.
No creáis mis niños qué os miento en este cuento,
todo aquel qué ama a los animales y no pierde su ilusión
puede ver a Cuchiripa sentada en su sillón.
-Cerrar conmigo los ojos-
-dejar libre la imaginación-
y veréis a Cuchiripa
salir de su flor.
Colorin, colorete,
qué la imaginación
te haga ver
lo qué tu corazón siente.

Copyright Fini López Santos
Dibujos de mi autoría





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