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No hablemos de edad.
¡Qué importancia tiene!
Cuando dos corazones
se sienten en un sueño cadencioso
que al unísono jadean suspirando
y conteniendo respiraciones
transformadas en deseos pendencieros
de unos cuerpos llenos de promesas.
No hablemos de edad.
Quizá la tuya, tal vez la mía,
pero a la par son aquellos
que se dejan llevar por el delirio
de unos cuerpos que hablan del amor sin tiempo.
del deseo de ese pedir por los poros
caricias del otro.
No hablemos de edad.
Y se piden sin palabras besos lascivos
acompañados de armonías melodiosas
que la espalda recoge arqueándose
lanzando escalofríos con sus flechas
llenando la mente de fuego,
probando las manos un pasional juego
que busca respuestas al yo abandonado.
Que importa la edad.
Si vas provocando un volcán en erupción
de lava candente, derramando
al mismo tiempo, un llanto
de placer desbordado
gimiendo en garganta rota
cuando por fin llega el orgasmo.
No hablemos de edad
qué importa esta
si tú me amas y yo te amo.
Copyright Fini López Santos
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