Foto de la red
Me dices que te gusto
que adoras mi perfume
que huelo a esencia prohibida,
que mi risa te enardece
y saciar quieres mi alma sedienta.
Y rememoro al instante
nuestro alocado encuentro,
¿bailamos? Aquella melodía
perdurara por los años,
cogiste mi cintura acompasada
y mis pies al suelo se clavaron,
hoy todavía me sigo asombrando
de tu destreza y desparpajo.
Llego de la despedida el momento
y quise decir y se cerraron mis labios,
miraste mi rostro acalorado
y mi corazón galopo desbocado
¡Cómo tembló mi cuerpo!
¡Como temblaron mis manos!
Frente a ti me quedé con los ojos cerrados
esperando el beso no dado
y sentí tu aliento en el mío acelerado.
Tus dedos moldearon mi frente, despacio
como buen escultor, cincelando,
tus labios hasta mi boca resbalaron
me sentí desfallecer, te estaba deseando.
Y fueron caricias nuestras lenguas degustando
alterando mi piel, mis ganas, mis sentidos
me deje llevar por tus dedos encantados
que se acercaban desafiantes, tanteando,
primero con recelos, después ávidos
queriendo apagar con besos
la llama de contenidos deseos.
Y viajo tu boca por mi cuello...
y un quejido ahogado
cimbreó mi cuerpo alborotado.
Copyright Fini López Santos (2012)
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