Había una vez en un pequeño bosque perdido
entre las montañas, una paloma blanca
que había perdido su casa.
Era grande, pero muy débil...nadie la alimentaba.
Volaba de rama en rama pidiendo a sus vecinos
unas migajas para llevarse al pico
pero nadie la escuchaba.
Cuando nació, sus papas no sabían como llamarla
y una anciana del lugar, con voz dulce y suave dijo:
-¿Porqué no la llamamos Libertad?-
aquél, fue un día grande en el bosque, la paloma
ya tenía nombre, ya estaba bautizada.
¡Pobrecita, no sabía lo que la esperaba!
Muchas gentes del lugar, esperaban cada mañana
verla levantar el vuelo y con gran júbilo decían:
-¡Esta Libertad es algo nuestro!-
Como una niña traviesa, jugaba y jugaba,
tan bella, era que en vez de paloma parecía un hada.
Una mañana, vino un ruiseñor en su busca y al
oído le dijo:
-Libertad, ten cuidado y no salgas del bosque, hay
merodeando cazadores que a las palomas
blancas quieren matarlas-.
Ella, que no entendía como algunos podían ser
tan crueles, hizo caso omiso del consejo recibido
y siguió volando de rama en rama explorando
los alrededores sin pensar que la buscaban.
Muchos cazadores expertos con sus rifles apuntando
y sus perros atentos, se pasaban las horas enteras
escuchando cualquier ruido.
¡Mal presagio para aquellos tiempos!
Libertad que era muy valiente, en un día de frío
invierno fue en busca de laurel para hacer su nido,
¡con tan mala suerte! Que una de sus alas se
enganchó en un alambre y los cazadores al verla
apuntaron con sus rifles, una, dos, y hasta tres
veces dispararon...
Allá la dejaron a la pobre paloma,
(que milagrosamente solo sangraba por un ala)
sola...muy sola.
Tan triste y enferma estaba, que levantando el pico
al cielo dijo:
-“Señor, si yo nací del amor de un pueblo y mi nombre
es Libertad”...
-¿Qué mal hice yo, para que quieran cortarme el vuelo?
Ayudemos a ésta pobre paloma, que sin familia ni
amigos, está caída en el suelo por falta de amor,
decencia y entendimiento.
Qué no puedan decir nunca, sus papás y sus abuelos
que dejaron a Libertad en nuestras manos y no
supimos ayudarla a levantar el vuelo.
Que podamos decir con alegría y orgullo.
-“Yo, ayudé a salvar a mi paloma Libertad”
que no tenía nido y estaba heladita de frío.
Copyright Fini López Santos
Dibujos de mi autoría
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