Cuan retorcida es la mente humana
cuando critica sin demora
el hacer de la persona
sin antes, ilustrarse a quien corresponda.
Qué fácil es calumniar
levantando falso testimonio
y a la vez injuriar
al mismísimo demonio.
Qué fácil es crear el daño ajeno
evitando las salpicaduras
y cuando se vive en nuestro cuerpo,
buscamos las ligaduras
que en un tiempo y con esmero
dejamos por diferencias oscuras.
Qué fácil es vender tu libertad
sacando la mano real
pero, cuan mísera es tu deslealtad
si todo lo has de comprar,
llegando a tener dolencias
en un sueño banal.
Perdiendo la paciencia
infeliz y desolado
te has de ver y sin ayuda
sabiendo, que caro lo has de pagar,
llegando a la conjetura
si mereció la pena
tener el corazón cerrado.
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