Foto de la red
Tu corazón seguía cerrado
a este amor impetuoso
y como un rayo raudo
ante ti, su luz me descubrió.
Aparecí en tus silencios
y tus ojos sorprendidos
entre abnegación y recelos
se encontraron con los míos.
Latidos indefensos
deseosos de caricias...
Basta, decían tus labios
pero tu cuerpo pedía más.
Mis besos casi etéreos
incitaron tus sentidos
de gozos altivos
y sentimientos dormidos.
De mis desnudos pechos
arrancaste gemidos
y a tus besos me rendí, queriendo
beber de ti cada suspiro.
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