martes, 30 de abril de 2013

Isabella




Fuiste alimento de vida 
en el vientre de los besos 
llenando de pasión los días 
de unos padres gozosos. 

En crisálida te transformaste 
y cómo del árbol los frutos, 
crecerás en brazos seguros 
de ternura alimentándote. 

Y ante el destino sonriente 
renacerás cual bella mariposa 
libando el néctar de la rosa 
tú...hermosa, impaciente. 

Uno de tantos, que vendrá cada año 
feliz y gozoso...como antaño 

Copyright Fini López Santos.

A Isabella en su primer cumpleaños.
Foto subida de la red





viernes, 19 de abril de 2013

Mi liturgia

Foto de la red



Ensimismado en tus papeles, integrado en 
el pequeño espacio del que, ya sois uno mismo, 
no percibes mi llegada a tu reino. 
Pero ya es un rito... es la hora. 
Necesitas de mis laureles, sí, el premio 
a tu persona que tan gratamente te entrego. 
Mi cuerpo se estremece con el aroma que tu 
piel desprende con total provocación. Llego 
por tu espalda atesorando hasta el aire al 
caminar, para que no percibas el más mínimo 
resquicio de mi presencia. 
Y es que no puedo tenerte distante de mí. 
Descanso mis manos en tus hombros desnudos, 
al unísono mi boca se posa en la ladera de tu cuello 
provocadoramente sensual y siento latir la aorta 
sin compás, ni freno... te acelero. 
Te vendrá bien el masaje y como cada tarde 
desde hace ¿cuánto tiempo? Que importa, si 
mis dedos son adictos a tu piel... comienza el 
rito a la señal de tus palabras que ya, ni escucho. 
Ummm... tardaste, me dices reposando tu 
cuerpo en el respaldo ya desgastado por el uso 
dejando inertes los brazos, abandonándote a mi. 
Uncí mis manos a tu espalda como si de una yunta 
se tratara tornándose inseparables, ungí de 
aceites el camino a mi paso y recorrí cada 
centímetro del bancal de tu cuerpo, aré 
derrumbando márgenes, alisando terrenos. 
Y absorta en sentir de tu sangre el fluir, 
llegué al éxtasis en sueños inimaginables. 
Eres tú mi fantasía, soy yo tu adición, te giraste, 
se adueñaron nuestras bocas de labios y lenguas 
en degustación. Se paró el tiempo. 
Y fuimos pócimas de un rito desenfrenado. 

Copyright Fini López Santos.




domingo, 14 de abril de 2013

¡La sombra!

Por ti y para ti. 
Ana María. 


Interés tuve en conocerte 
saber quien eras, 
en el mismo lugar estabas 
pero yo, sin verte. 

Sin molestar al dueño, 
de esto y aquello pendiente 
sin demostrarlo a la gente 
lo cansada y abatida por el sueño. 

Tras el, como una sombra 
que ama, que siente, 
pero el... sin verte. 

Con la ilusión hecha jirones 
y el corazón amordazado 
para que los ojos no lloren. 

Soledad que llena tus horas 
amor y celos sintiendo, 
recogiendo las migajas 
como pájaro en vuelo. 

De no pasear de su mano 
sabiéndote siempre fiel, 
olvidando el sentir en tu piel 
las caricias de antaño. 

Decir a los amigos no puedo, 
de verle y no verle 
porque el está cansado. 

Muchas veces habrás pensado 
tirarlo todo por la borda, pero, 
no siempre a de triunfar la derrota. 

Pasan los años, te sientes sin fuerza, 
como una vela te vas apagando 
pero te queda el orgullo 
de haber estado siempre dispuesta. 

Copyright Fini López Santos
Foto de la red




martes, 9 de abril de 2013

Tu boca

Foto autoría: Manuel Cubbear




Y bajo los labios instaló su barba.
Con avidez besos coleccionaba
en bocas de deseo tatuadas.

Copyright Fini lópez Santos.






Pinceladas








Cuando el corazón se empeña
vuelve ciego al amor.



















Me puedes condenar a no tenerte,
pero seré libre para soñarte.

















Si me abrazas
olvidaré el frío de tu ausencia.














A veces... quisiera olvidarte
y otras... lo que diera por verte.













¡No me mires a los ojos,
podrías descubrir mi secreto.















Y tu manos ajadas con mil cicatrices,
son las que inventan las caricias más suaves

Copyright Fini López Santos.
Fotos de la red

lunes, 8 de abril de 2013

Cortijo de Calderetas

Foto autoría: Cubbear


Me bastó una imagen para enamorarme
una mirada fugaz y quedaste en mi retina,
colgada en mis pestañas, prendida
y en cada enfoque de mis ojos, tu cortijo.

Rodeada de codesos, castaños y bajo el alpende,
departí con "Pajarita", "Lucera" y “Clavellina”,
sueño con mi llegada hasta quedar dormida
y entre ellos te adivino cual acertijo.

Me lleno del aroma que me regala el aire
a poleos, a tomillo y de pinos rodeada 
entre sus laderas me siento enamorada,
entre Cueva Corcho y el Charquillo me cobijo.

Mi corazón no me engaña, sé que te veré
y rodarán las lágrimas libres por mi cara
ante la belleza de tus campos, la retama
junto al trino del capirote y el campo de millo.

Copyright Fini López Santos
Con la colaboración de 
Manuel Salvador Quintero Marrero


Foto autoría: Nelly Guerra




lunes, 1 de abril de 2013

Amanecer en Túnez


Desperté temprano, por la claridad que asomaba 
entre las rendijas de la persiana, diría que estaba 
amaneciendo. Extendí mi brazo en su busca, pero no estaba... 
Se adivinaba un día pesado, me incorporé y descalza 
me dirigí al baño, necesitaba una ducha urgente, 
este calor me debilita. 
Era una bendición recibir el agua fría templando este 
cuerpo siempre hambriento de ti. Desde cuando? 
Te deseé siempre, desde el mismo instante en que te vi.



Desnuda y con la piel todavía húmeda me adentré en el dormitorio 
y al cruzar el quicio de la puerta, paseé la mirada por el hueco 
que dejaste en la almohada, te veía, sin verte, plácidamente dormido 
y una mueca de felicidad llenaba mis labios, las palpitaciones se 
aceleran y yo con ellas. 
El sari se pegaba a la piel dejando intuir mi desnudez 
bajo el. Calcé mis pies con las sandalias que tanto te 
gustan, regalo de aquella noche en Túnez donde mi 
atrevimiento te comprometió y mi osadía te llevo 
a mi lecho... Recuerdas?...



Me acerqué a tu mesa después de comerte sin decoro con la 
mirada, me sentí salvajemente atraída por tu porte y 
ademanes. Tirabas de un hilo invisible y mis 
ojos no se intimidaban ante los tuyos seguros de su 
imán, como sonámbula fui hacia ti y escuché lejanas 
mis palabras resonando su eco en mis oídos.
-¿Puedo besarte? -Te dije como algo natural-.
Y sin esperar contestación alguna me senté en
tus rodillas y como un péndulo me fui inclinando
hasta posar mis labios en los tuyos. 
No ofreciste resistencia... jamás nadie me beso así.




Sólo nuestras bocas disfrutaron del roce y la entrega de nuestros más de mil vatios 
recorriendo cada terminación nerviosa, no hubo caricias, sólo dos 
bocas devorándose con lujuria. 
La siguieron algunas noches y otras más, en cada una, 
te sentí un hombre diferente. 
Cada noche una aventura, 
cada noche... las mil y una.



Bajé las escaleras en tu busca, pero no estabas, 
sólo encontré vacía la estancia, y a través de la 
cristalera te vi a lo lejos... en nuestra cala, 
frente a nuestro mar mediterráneo, integrado en el paisaje, 
esperando el sol. 
Corría una leve brisa que erizó mi piel, quizá 
quería decirme algo, pero, ya era tarde, no había 
vuelta atrás... Mi corazón te pertenece.



Me abrace a tu espalda llenándola de besos 
restregando mi cara por ella cómo una gata
en celo en busca de tus caricias, pero no 
estabas allí. Solo su cuerpo. 
En aquel paraíso sólo nos teníamos uno al otro, el 
tenía su vida en Túnez, todo lo que le hacía feliz 
estaba lejos, demasiadas cosas tiraban de el, ante 
un deseo ya consumado en mi persona.



Sentí en aquél abrazo un escalofrío, presintiendo 
el final de un sueño. Solo se escuchaban mis latidos 
y el mar calmo susurrando te quieros a su orilla, 
al igual que los tuyos, cuando te acunas amoroso 
entre mis pechos y escuché el silbo entre los juncos 
de las dunas tararear melodías de amor.
Me incorporé lentamente, con un cansancio 
disfrazado de comprensión. Debía dejarte a solas, 
sólo tú, debías encontrar la respuesta buscada.



Le di la espalda dirigiéndome a la casa y al momento 
sentí su mano sobre mi brazo, me detuve y al girarme 
vi una mirada desconocida en aquellos ojos en los que 
tantas veces me miraba y nos besamos a la desesperada, 
devorándonos, sangrando el labio 
ante la locura de una pasión desatada.



-Eres mía, aquí y allí... en donde habites! 
Ávidos de caricias, nos dejamos llevar por 
el torbellino de la pasión y no necesité grilletes 
para quedar inmóvil ante sus manos. 
Me dejaste desprovista del sari con una ternura 
inusitada, y me fuiste moldeando cual estatua 
de barro, tu mirada... tu mirada tenía palabras 
nuevas en su horizonte, tus labios ávidos de mis 
pezones, se recrearon en ellos hasta hacerme 
vibrar, fue tu lengua trazando el camino al 
unísono que tus rodillas se anclaron en la arena 
y tu boca a la altura de mi sexo, fue el cenit.



Perdimos la noción del tiempo y me abandoné al 
placer que me entregaba tu cuerpo, se rompió mi 
voz de tanto susurro dado, de tanto pedirte 
más. Las fuerzas nos fueron abandonando 
quedando rendidos en la dorada arena y tu 
pecho sobre el mío quedó inerte y entre el sopor 
de la lujuria que iba remitiendo, te escuché. 
-Te amo, te llevo en mi sangre. 
La decisión estaba tomada. 
Supe que jamás te marcharías... 

Copyright Fini López S.