Aquella calle donde solía pasear / estrecha y vieja /
como todas las
del lugar / me enseñaron a ser niña / a querer y a jugar./
Portalones
de madera pintados de colores / parecían un Arco-Iris /daban
sensación de hogar.
La calle de la iglesia / con su callejón y el portal
/ era lugar de
encuentro en domingo y fiestas de guardar./El lavadero, algo
sensacional.../ con su agua transparente / lisas las piedras de tanto
lavar / y
los caños donde bebe el animal / las comadres y señoras
se juntan en el
lugar, / hablan de fulana y mengana / la alcaldesa
y la señora del concejal.
El Arc. Nacimiento del pueblo / donde en verano nos
vamos a
bañar / con aquélla agua tan fría / que el sol nos invita a tomar.
El día de la Créu, la mona y la vieja, / el rey moro
con sus
danzas / y la virgen de la Paz, / por San Pedro moros y
cristianos /
fiesta patronal.
El hotel por ser el único / es el famoso de allá
/donde la gente
del almacén se reúnen almorzar / el palacio que no es palacio
pero te sirven como tal / los amigos y el salón / en donde se
aprende /a bailar
y alternar.
Con sus fábricas de botijos / de ladrillos y muchas
cosas
más / y un castillo derrumbado / de cuando los moros quizá
llenan de
belleza mi pueblo natal.
Sus casas desiguales / a gusto de cada cual / le dan
al pueblo
ese aire señorial / la plaza,
mi plaza / donde el concierto
deleita a los demás / Agost, un pueblo pequeño / ¡Mi pueblo!
Aquella plaza y sus calles / qué hace tiempo dejé al
marchar
me siguen llenando el alma / allí tengo mis raíces / que nadie
me
obligo a plantar / y como dijo alguien sin nombre / a mi
pueblo, a mi
pueblo me gusta regresar.
Copyright
Fini López Santos (2012)
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