miércoles, 20 de noviembre de 2013

¡Ojalá llegue el deshielo!



Hace frío, y no es que estemos en invierno, no.
A través del cristal del ventanal, entran atrevidos los rayos del sol,
no temen la frialdad del ambiente, nada saben de cobardías, de miedos, 
de anhelos...sin prisa, intentan confortar la alcoba, mi santuario.
Arropada en el lecho dejo pasar las horas, esta apatía que me corroe intenta 
paralizarme y me niego, me niego a todo lo que no sea tenerte conmigo, disfrutarte.
Ya se, si, eres lo prohibido...lo prohibido...

Resuena el eco de tu risa en mis tímpanos y el calor de tu aliento en mi cuello 
eriza la piel hasta doler. 
¿No te basta con leer en mis ojos, con el silencio de mi garganta? 
Te regodeas en las tímidas sonrisas al amparo del latir de mi corazón y te gusta, 
te gusta...
Siento el deseo de moldear tu destino junto al mío con esa materia con la que están 
hechos los sueños, ya se, que desearte es pecado, y poseerte, tremendo desvarío.

Quizá más tarde, cuando se marchiten las flores en mis manos, cuando se aje la piel 
y pierda el brillo tu mirada desafiante, cuando los frutos del placer sólo sean puntos 
suspensivos en el deshielo de tus manos, tal vez, entonces, confeccionemos nuevas
formas, nuevos estíos y nuestros dedos, sabedores de la esencia olvidada de caricias 
consumidas, saboreen el elixir de cada te quiero, se regenere cada célula de ese amor 
sin condiciones y tus labios recobrarán la textura de besos olvidados.

Bien sabes cual es mi debilidad, ¿la olvidaste?
Hace frío, quizá sea falta de abrigo.

Copyright Fini López Santos
Fotos de la red





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