Foto de la red
Te espero en el limbo
de nuestro jardín zen,
donde los encuentros
saben a viajes sin rumbo
y los sentidos se adormecen.
Te espero entre bálsamos
con aroma a coco y rosas,
delicia para las manos
que recorren sinuosas
curvas y acantilados.
Te espero en la distancia
entre tus labios y mi boca
donde el tiempo se detiene,
presa del vaivén de tu risa
condenada estoy a perderme.
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