jueves, 29 de diciembre de 2016

Nochevieja...

Foto de la red



El estrés comienza con la cena.
Tienes que llevar calzoncillos rojos, tener algo de oro para meterlo en la copa,
preparar las doce uvas... Y contarlas varias veces, porque, como son todas
iguales, te equivocas.
Te tienes que comer todo lo que está en la mesa... ¡y antes de las doce!
Y no eres el único que está agobiado, ¿eh?, no hay más que ver la tele,
desde la puerta del Sol, en Madrid, explicando a toda España cómo funciona un reloj.
- Cuando la aguja pequeña esté en las doce y la grande también, serán las doce -¡joder, como todas las noches!- y entonces bajará la bola y... luego vendrán los cuartos, y no vayan a empezar a comerse las uvas, ¿eh?

Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo: Clan, clan, clan, clan...
- es la bola-: clan, clan, clan...
Din-don...
- ¡Ah no, que son los cuartos!
Din-don...
- ¡Escupan que son los cuartos!
Din-don...
- Pfbbbbbbbb... ¿Qué son qué?
Din-don...
- Los cuartos...
Ton...
- ¡Ahora, ahora!
Ton...
- ¡Una!
- ¡Que no, que vamos por la segunda!
Ton...
- Pues me meto dos...
Ton...
- Seis...
- ¿Cómo que seis?
Ton...
- A mí ya no me caben más, ¿eh?
Ton...
- Bgrfds...
Ton...
- A mí ya no me quedan...
Ton...
- ¡Pues a mí me sobran cuatro!
Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse besos:
- Feliz año, eeeeeeeeeh, felicidades, grfdddfd...
Y suena el teléfono: ¡riiiiiiiiiing!
- ¡Pero coño! ¿El móvil…? ¿No se pueden esperar?
- Pues a mí todavía me sobran dos...
- ¡Champán, que alguien abra el Champán!
Pero, bueno, ¿a ustedes les parece normal empezar el año así?
¡Qué estrés, de verdad!
Pero como es Nochevieja, tienes la obligación de divertirte.

Así que después te vas de fiesta a un sitio en el que, si caben mil
personas, el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas.
¡Muy bieeeen! ¡Cuatro mil doscientas más de las que caben!
¡Quédate en la calle si te apetece, con la pelona que está cayendo!
Así, que entras. Lo bueno que tiene ir a un sitio así es que te puede
pasar cualquier cosa.
A mí el año pasado me ocurrió de todo. Yo estaba tan tranquila, tomándome mí
Gin Tonic de garrafón, cuando de repente un tío me cogió por detrás y me dijo:

- ¡¡¡¡COOOOOOOOONGAAAAA!!!!!

Y, claro, ¿qué vas a hacer?, pues te pones a bailar... ¡Eso te lo hace un tío en el metro y le partes 
la cara! ¡Pero como es Nochevieja...! ¡Pues ya está! De repente, te das la vuelta y llevas cien 
personas enganchadas a tu culo. ¡A ver cómo escapas de ésta!
Porque una conga es como una secta: entrar es muy fácil pero salir es muy jodido, y en el garito 
hay como doce congas girando a toda pastilla...
Bueno, pues iba yo conduciendo mi conga... por mi derecha, cuando, de pronto, me veo venir en dirección contraria una conga suicida acojonante, conducida por un gordo con casco de vikingo.
Yo le iba a hacer ráfagas, pero como las congas no llevan ni luces ni nada... pues, para evitar la colisión, di un giro brusco a la derecha... ¡Y me tragué entera una columna de espejitos!
 ¡Siniestro total!
Doce heridos leves y una columna de espejitos destrozada.
Y yo, con una ceja abierta tirada en el suelo.
Y en ésas, me desmayé.

Al despertar estaba en la sala de urgencias del hospital rodeada por todos los de mi conga. 
Algunos todavía no se habían desenganchado: habían venido corriendo detrás de la ambulancia.
Y como allí también es Nochevieja, el camillero lleva un gorrito de moro, la enfermera un collar 
de hawaiana y el que te cose la ceja unos dientes de Drácula, ¡que te da una confianza...!
El tío te dice:
- ¿Qué ha sido? ¿Con una moto?
- No, con una conga.
- ¡Ay!, si es que van como locos...

Cuando salí de allí me quería ir a mi casa, pero como era Nochevieja, acabé a las ocho de la 
mañana con la ceja grapada en un kiosco callejero...
- Oiga, póngame un chocolate con churros.
- Pues sólo nos queda Cola cao y algunos donuts... Es que los últimos churros se los han 
tomado los de una conga, ¡traían un cachondeo...! Había un gordo que llevaba un casco de 
vikingo, no le digo más.
Y es lo es lo que yo le digo a los clientes: si no disfrutas en Nochevieja,
Cuando vas a disfrutar

Tomado de la red, me gusto y quise compartirlo con todos.
Feliz salida de año y entrada al 2017
Finita


martes, 27 de diciembre de 2016

¡Nos volveremos a ver!

Contando semanas - Semana 52 de 52
Consigna - Nos volveremos a ver.
Regalo de Sindel



Hay días para unas palabras y días para otras.
Hay semanas de consignas y otra de despedida.

Una queda un poco a la deriva en cuanto a compartir ideas sentimientos y aprendizajes 
después de la última consigna de “contando semanas”. En mi caso dos años.

Dos años en los que conocí un elenco de grandes y maravillosas personas, unas con más 
afinidad que otras (cosa lógica y normal) pero a las que estoy enormemente agradecida.

Un recuerdo especial para la dulzura y los apapachos de 
María del Carmen Nacer que marchó a recoger su 
Diamante perdido.

Dicen que uno no depende de lo que vaya aconteciendo, 
pero si somos dueños de nuestras intenciones.

Mucha suerte compañera y amiga bloguera,
Sindel Karina, en todos y cada uno de
los encuentros que tienes por delante.
¡Nos volveremos a ver!

Solo me queda desearos a todos y cada uno con los que compartí las 
Semanas de Sindel, un feliz Año Nuevo.

Lo que realmente vale es celebrar cada nuevo año, cada presente que nos sigue 
regalando el tiempo, como el principio de otros argumentos que nos permitirá asomarnos 
otra vez al libro de páginas blancas y a la aventura de una nueva etapa. 

Brindemos por ello.
Nos leemos

Copyright Fini López Santos.














lunes, 19 de diciembre de 2016

Crisálida

Contando semanas - Semana 51 de 52
Consigna - No se olvida
Foto de la red


Erguida y decidida entro cerrando la puerta a sus espaldas.
-Buenos días doña, necesito medicinas para el alma.
-¿Cómo?
-Eso me dijo el chaman, que viniese a la ciudad y las pidiese.
-¡Acabáramos!

Con sus casi sesenta años era la primera vez que salía de su aldea, su vida trascurría en un 
minúsculo valle rodeado de montañas que con las primeras nieves quedaba incomunicado.
Muchas horas, demasiados días y toda una vida al lado de un hombre tosco, vacío de 
palabras y sin un ápice de cordialidad.

Una noche soñó con ser libre, despojarse de caricias, 
palabras, desdenes y de años caducados.
Pidió ayuda y allí estaba, demandándole lejos de todas
las cadenas que anudaban su alma, que gritaba libertad
para vivir lo que le quedaba de vida.

-Creo que ya no necesitas las medicinas.
-¿Cómo pues?

- Fuiste crisálida demasiado tiempo y de pronto te salieron las alas, 
ya perdiste el miedo. Estás aquí.
Sus ojos brillaban con una expresión de niña traviesa 
y con la transparencia del agua de nieve de sus montañas.

-Entonces necesito medicina para olvidar
-No se olvida lo que no se quiere, recuérdalo siempre.
¡Tú eres libre!

Copyright Fini López Santos







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Gracias.


martes, 13 de diciembre de 2016

Silencio

Contando semanas - Semana 50 de 52
Consigna - El sonido del silencio
Foto autoría: J.J. Resano
Peralta - Navarra




Siento el
murmullo
de tus palabras
en mis oídos y tus
manos hojas caídas
acariciar mi mejilla,
me abrazo escuchando
tu respiración pausada
y se me estremece el alma.
En mitad de la noche donde
las desnudas ramas se mecen y el 
recuerdo golpea mi mente, escucho
la sinfonía alborotada del estruendo de 
tus besos.
Solo
entonces
el sonido 
del 
silencio
se hace 
presente en un acorde solitario.
Copyright Fini López Santos.







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Gracias




miércoles, 7 de diciembre de 2016

La distancia de los años

Contando semanas - Semana 49 de 52
Consigna - La distancia
Foto de la red



Vislumbre en tus ojos
transparentes como el agua
un atisbo de añoranza
y el fulgor de una lengua 
de fuego, volcán en las veredas
ante el acercamiento de los labios.
Pude entrever en ellos
aquél arroyo de nuestra infancia,
las risas nerviosas de nuestros
primeros coqueteos
y el rubor de tus mejillas
al saborear el primer beso.
Demasiados otoños sin tenernos,
retoños nuevos, nuevas vidas.
Te miré y ante mi sorpresa
salve la distancia que nos separaba 
y al girarte descubrí
todos nuestros encuentros
en tu mirada. 

Copyright Fini López Santos






No hay distancias con Sindel
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Gracias