Me agoto luchando contra todo aquello que sin
querer, dejaste olvidado en cada esquina de
aquella habitación donde el desorden a la
vista, es el orden de tu vida.
Quedó filtrado el aroma a esencias, a romero,
a incienso, en cada estancia que tuvo el placer
de recibirte y a tu marcha, cual difusor
programado, dispara confetis de olor para
recordarte.
Cierro la puerta y guardo bajo siete llaves
cada gesto, cada recuerdo, en la fría alcoba
donde resuena el eco de tus buenos días en
labios prietos con sabor a miel y a coco.
Y me pierdo en el enorme vacío que dejaron
tus abrazos, amados, extrañados, en donde
vuelco mis desvelos, mi garganta se llena de
angustia por tu ausencia y en el silencio me oculto
para sentir el calor de tus besos.
Copyright Fini López Santos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario