¿Y después qué?
Cuando ya te canses
y satisfecho quedes,
me darás la espalda
olvidando tequieros
y seré muñeca rota
en tus manos, en tus labios
cual juguete viejo despreciada
aniquilada de quereres.
¿Y después qué?
Olvidaras mis besos
en otros pechos, otras bocas
cambiaras mis manos
por caricias nuevas
serás sordo a mis susurros
y olvidaras el sabor de mis aromas
saboreando nuevos frutos
con perfume de Rochas.
¡Ya no te creo!
Eres veleta sin viento.
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