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Había tanta magia…
Una pregunta escueta y directa
con un sí por respuesta.
Y la curiosidad por indagar,
le gano a la prudencia establecida
en una sociedad hostil y homófoba.
Había tanta complicidad…
Tras el portalón del viejo patio de
vecinos
nuestras citas clandestinas
fueron sembrando de amapolas
hojarasca y secas piñas.
Había tanto dolor…
Al igual que el capirote con sus trinos
tus sonoras risas fueron
aquellas que hacían temblar los
cimientos, dolor acumulado
en cuerpo destronado.
©Copyright Fini López Santos.