Nos tomamos de la mano
con naturalidad, como algo
cotidiano y mis dedos
se perdieron entre los tuyos
con la suavidad de una caricia.
Una paz infinita nos envolvió
junto aquel paraje hermoso
en el que no estábamos solos
y el corazón regaló acelerados
ritmos, llenos de armonía.
En la soledad del cuarto
fue la oscuridad mi amparo,
mi boca buscó tus labios
y a otro cuerpo di arrumacos
en consonancia con tu recuerdo.
Supe que olvidarte no puedo,
ni olvidar puedo aquel otoño
…te seguiré amando…
Copyright Fini López Santos