Cuanto tuviste que sufrir
cuanto azote inmerecido
cuantas excusas, cuanto martirio.
Tu piel surcada por los años
y los golpes de la vida
soporta como puede tanta desdicha.
Trabajando duro, sin una queja
dejándote llevar
para olvidar la pena.
Cuanto amor te negaron
cuantas alegrías te robaron
y te sigue todavía el corazón sangrando.
Tu mano que ya no es firme
y tu cuerpo muestran con dolor
cuanto te defraudaron.
Ya es tarde para devolverte la alegría.
No me cuesta quererte.
¡Cuídate! Ya no eres tan fuerte.
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