Para Ana María Pinteño
Parece que no estés del todo perdonada,
por haber parido hijos
a tu imagen y semejanza.
Te ocurren cosas
que no esperas en este mundo de feria,
tendrás que seguir en la brecha
teniendo limpia tú conciencia.
Como madre, respetas sus ideas
que son por ti compartidas,
padeciendo en tus carnes
sus alegrías y desdichas.
¡Por cual de ellos te dejarías matar!
Si ves en todos y cada uno
nacer algo especial.
Pasaste una guerra y una posguerra,
pasaste hambre y necesidades,
pero en tu humilde hogar
siempre existieron verdades.
La piel de tus manos
ajadas por el jabón,
dan dulzura a tus caricias.
¡Transmiten tanto amor!
Cuantas puntadas
a la luz del candil dadas,
cuanta pena, cuanto sufrir.
Sigues el camino recto
que un día te trazaras,
dejando a un lado
comidillas y venganzas.
Ahora, complacida estas,
satisfecha y orgullosa,
ves como encauzan su vida
sientes sus triunfos y derrotas.
En sus mentes estás de incógnito
en sus corazones no entra el odio
y el amor siempre está presente.
Orgullosa de sentirte madre
de unos hijos ejemplares,
enamorada como esposa
de un hombre respetable.
Pides para tus seres queridos
hasta la luna si fuese alcanzable,
recibiendo desdenes ya sabidos
de algún que otro despreciable.
Te miro y te siento mi amiga,
agradecida al conocerte,
y ser para ti, tu pupila.
Copyright Fini López Santos(2012)
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