A Cruz Martínez
Desde el umbral de la puerta
como temiendo entrar dentro,
veo tu cuerpo encogido
te estas consumiendo,
tu perfil rechoncho y sonrosado
hoy, se ha vuelto pálido.
Quien te vio unos días a tras
se asombra de lo mucho
que has podido cambiar,
no vale la pena seguir padeciendo
cuando no hay esperanzas
y es grande el sufrimiento.
Impotentes a tu alrededor
escuchando tus quejas y lamentos,
nos sentimos como títeres
movidos por el viento,
cuantas mentiras dichas a tus oídos,
cuantas sonrisas, cuantos mimos.
Quizás ocurra un milagro
y todo el mal padecido
se torne fuerza para seguir luchando,
pero esto, es soñar en vano.
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