De nuevo te vi toda glamourosa,
sigues siendo mi devoción,
y recorrer quiero cada rincón
de tu figura sinuosa
con total admiración.
Te deseo toda poderosa.
Tus labios jugosos
hambrientos de besos
desarman mis sentidos,
deseando por momentos
qué fuesen míos.
Te deseo toda gozosa.
Tu pelo abundante, sedoso,
tantas veces acariciado,
se revela al contacto de mis manos
como cascada de lluvia en invierno
resbalando libre por mis dedos.
Te deseo toda vigorosa.
Tus piernas esbeltas, cuidadas,
provocan ansias de caricias
en el tiempo olvidadas,
renace el fuego de las cenizas
y de nuevo me quemo por vivirlas.
Te deseo toda caprichosa.
Y entre suspiros trémulos
tenerte quisiera
en el corazón guardada,
para no sentir celos
de la noche y el alba.
Te deseo toda ruborosa.
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