viernes, 3 de agosto de 2012

Triste monotonía




Cada vez que amanece, siento frío 
con la risa habitual, de costumbre 
toalla en mano, rostro fúnebre 
el espejo me mira y es cuando río. 
Mirándome tiro de una cana inoportuna 
con aire de dueña y señora, 
porque la edad no perdona. 

Abro el balcón y respiro tranquila, 
jaleo, alboroto, risas 
todo se llena de vida 
cruzo el portal un día mas, 
el autobús llega, 
la aglomeración el cotilleo sin más, 
parece la vida una verbena. 

El timbre suena 
fin del trayecto, 
entras por la puerta 
con la mejor de tus sonrisas 
¡buenos días a todos! 
cada uno a lo suyo, nadie contesta 
están sordos. 

Las tres, final de jornada, 
recoges con prisas por llegar a casa, 
preparas la mesa, comes algo 
y te sientes sola en este mundo amargo 
el desaliento te acompaña, 
hoy te pesa el silencio 
y el devenir del tiempo. 

Y son las cinco 
los niños llegan del colegio, 
¡mamá! dime cariño…. 
el profe dice… 
mi amiga quiere… 
¿me ayudas con los deberes? 
escuchas y asientes. 

Llega el y el beso de costumbre, 
¿qué tal el trabajo? 
sin novedad alguna, 
y todo suena a película inoportuna, 
viene la tertulia después de la cena, 
café, cigarrillo, 
te cuenta y escucha atenta. 

Buenas noches, te acuestas 
llega un momento en que pesa la vida, 
sonríes y piensas, 
mañana será otro día. 
Las ocho, vuelta a empezar, la prisa... 
un día y otro, cuanta monotonía. 
Y a ti, ¿a ti quién te escucha? 

Copyright Fini López Santos.
(Derechos reservados)
Foto de la red






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