Foto de la red
Algo ausente y resignada
como la tarde gris, plomiza,
en que la lluvia regalada
como lagrimas se desliza
por el ventanal de mi alma.
Por vez primera penetre
en tu ser, dormitabas
lejos estabas sin estar ausente
y tu mano acarició la mía
tomándola sin prisas.
Alce mis ojos ante ti, con decisión
y se suavizó la expresión de tu rostro
fueron trémulos mis labios
los tuyos, sin reservas me besaron,
no hubo palabras, ¡susurró el viento!
Y en aquella habitación
tantas veces compartida
fuimos libres por vez primera.
Desnudo quedó el corazón,
y la tarde se nos hizo efímera.
¡Fue tan hermoso, tan bello!
No hubo penas, ni recelos,
en perfecto sincronismo
dejamos libres tan solo
un caudal de sentimientos.
Copyright Fini López Santos
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