Y se encontraron nuestras miradas,
dialogaron sin palabras regalando
a raudales infinita ternura, enamorando...
Tu mano se posó en mi nuca, dedos suaves,
fuertes, que hacia ti me atraen sin oponer
resistencia y en tu magia me envuelves...
Juntamos nuestros labios y se cerraron mis ojos.
Se saludaron, se reconocieron las lenguas,
contentas se saborearon y entrelazadas
degustaron gozosas sabores de amor...
Y fue tu boca quien deseosa de otras
texturas, hambrienta de nuevas formas,
se desplazó hasta engullir glotona mi aureola...
Recorrieron senderos nuevos mis ojos y tus labios.
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