Foto de la red
Deje dormidos los besos
en aquel atardecer donde tus ojos
por el desencanto entristecidos
dieron signo de sueños
en tálamo olvidados.
Deje dormidas las caricias
en parajes desérticos
que llenaron tu cuerpo
en tiempos de otras vidas,
poros sin fuego, gélidos
del sentir de mis dedos.
Deje dormidos los tequieros
en boca rota sin anhelos
el día en que tus encantos
de hombre atento y enamorado
dijeron con voz en llanto,
¡De ti, no me acuerdo!
Y se durmieron nuestros encuentros.
Copyright Fini López (2012)
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