A mí como a ti, me gusta la penumbra
de mi rincón, solo la lamparilla de testigo
mudo de mis palabras, del rictus de mí
sonrisa o lágrimas. ¡Te quiero tanto amor!
Lo nuestro es un mundo aparte, tuyo y mío
mío y tuyo, qué felicidad mientras te hablo
y tú me hablas tan solo con la mirada,
no hacen falta palabras y cuando estas lejos
tengo la sensación de recibir un beso, un
beso tierno y profundo, suave, eterno.
Como agradecerte esta sintonia, este
vivir juntos este nuevo día.
Me recreo mirando a mí alrededor en silencio,
una luz tenue, el cálido ambiente,
esa calidez que me invita a soñarte envuelta
en melodías sugerentes, a sentirte, a besarte,
esa sensación íntima en un espacio reducido
para estar contigo amor, contigo cuerpo a cuerpo
solo nosotros, juntos como se juntan los labios
en ese beso tímido, de reconocimiento, que a su vez
se torna en desesperado y posesivo por seguir
besando, saboreando, amando.
Que no me falte nunca ese gozo,
ese deseo de amarte, de mirarte, de abrazarte,
porque siento a través de tus palabras
esa felicidad que inunda mi alma.
No me hables de sueños cielo mío, que los míos
van más allá y puedo sentir la calidez de tus manos
en mi piel y siento tus besos como envuelven mi
boca de labios hambrientos, deseosos de probar
el manjar de nuestro amor, nuestra pasión encerrada
bajo siete llaves intenta salir a través de los poros de
nuestra piel con sabor a naranjos y miel.
Y te digo te quiero, te quiero y más te quiero
sin ti muero, muero por amarte, muero por tus besos.
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