Cuando el corazón se empeña
vuelve ciego al amor.
Me puedes condenar a no tenerte,
pero seré libre para soñarte.
Si me abrazas
olvidaré el frío de tu ausencia.
A veces... quisiera olvidarte
y otras... lo que diera por verte.
¡No me mires a los ojos,
podrías descubrir mi secreto.
Y tu manos ajadas con mil cicatrices,
son las que inventan las caricias más suaves
Copyright Fini López Santos.
Fotos de la red
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