A mis ojos quise esconderte
como algo pecaminoso, prohibido,
quise olvidar la ilusión de tenerte
el deseo tantas veces reprimido.
Te soñé noche y día
a mi lado, ¡de amor gozoso!
y fuiste para mi boca una delicia
y para mis manos un sueño generoso.
Cuanto tiempo negándote
cuanto tiempo ocultándote...
cuanto tiempo hasta aceptar
que nunca me llegarías amar.
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