Recuerdos de un averno
para mis manos
te buscan en la frontera
de mi noche
las misma que persigue
los sueños.
Estíos que anuncian olvidos
al borde de unos ojos
sin mirada, vacíos.
Soledades en cada pliegue
de tu piel, surcada
por el tiempo y la balanza
y te busco en la débil línea
del silencio,
tú como testigo
de un ahogado desvarío
al cobijo de aquella quimera.
Me perdí en la cima
de tus besos
donde el cauce de tus lágrimas
baja libre como el viento
en atronadora caída
llena de silencios
y miradas compartidas.
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