Foto de la red
La oscuridad te persigue,
te envuelve dulcemente
y hacerte olvidar quiere
en sus brazos acunándote.
Y yo, dentro de ese abismo
sin final ni principio.
Fue bella aquella tarde
llena de mágico ensueño,
la brisa acariciaba mi cara
y el frío recorría mi espalda,
en ella caricias pintaste
rodeados de un mudo silencio.
El corazón comenzó a desbocarse
y el deseo se hizo patente
se tensaron los músculos,
mi cuerpo apenas rozaste
tornándose hambrientos los labios.
¡Qué fuertes tus brazos!
Cayó lentamente el vestido
mi cuerpo desnudo quedó,
desnudo y vestido de frío,
me cubrieron tus manos
y el calor a mi piel afloró.
¡Qué dulces momentos!
Me supo a poco tu cuerpo
y me fui hambrienta de besos
de caricias y abrazos.
Te dejé en las sombras envuelto
marché silenciosa, sin miedo,
y recorrí de nuevo el duro sendero.
Copyright Fini López Santos
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