Préstame una caricia
que guarde entre mi piel
y seré en tu boca
la brisa de cada amanecer.
Préstame una caricia
que extienda en mi cuerpo fiel
y seré la loca
dispuesta a comprender.
Perdí tus besos… ¡Los necesitaba!
Tu crueldad me dejo árida de caricias
y sentí la locura de una entrega mancillada.
Préstame una caricia
de tus manos para mi cuerpo desierto,
nunca mi piel te deseo tanto
y suplico tantos besos a tu ausencia.
Préstame una caricia… ¡Préstamela!
que anule el desgarro de tu olvido
como el lienzo inacabado de tu acuarela.
Y que sea este un silencio consentido.
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