Foto autoría: Manuel Cubbear
Hoy, rescaté tus recuerdos
de aquella habitación contigua.
En aquella olvidada cajita de nácar,
guardé uno a uno todos tus besos,
cada caricia, con un lazo anudada
a mi corazón para que no escapase,
como no lo hago yo, de tus brazos.
En el frasco opaco de coral rojo
aquel que en su día me regalaste,
puse tus sonrisas y cuando lo agito
resuena el eco de tus carcajadas
rebotando en las paredes de esta
habitación vacía de tu presencia,
y me siento envuelta en la vorágine
del estruendo de tu risa contagiosa.
Ocupada, sin querer desocuparme,
reorganizando sentimientos mutuos
esparcidos por cada rincón de esta casa,
atrapando tu aroma personal, penetrante,
henchida de gozo por haberte disfrutado.
Quedó el embrujo en mi, de tu despertar.
Copyright Fini López Santos
